ENTRE EL SUR Y EL NORTE GLOBAL: AFRODESCENDENCIAS
DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO E INTERSECCIONAL. ENTREVISTA A ROCÍO VERA SANTOS
BETWEEN
THE GLOBAL SOUTH AND THE GLOBAL NORTH: AFRODESCENDANTS FROM A GENDER AND
INTERSECTIONAL PERSPECTIVE. INTERVIEW WITH ROCÍO VERA SANTOS
Rocío Vera Santos[1]
Daniela Poblete Godoy[2]
Rodolfo
Hlousek-Astudillo[3]
DOI: https://doi.org/10.32870/lv.v7i62.8064
Resumen
El
objetivo de esta entrevista es comentar los hallazgos de las investigaciones de
Rocío Vera Santos sobre la situación de la población afrodescendiente desde una
perspectiva de género. Se exploran los orígenes y las potencialidades de esta
perspectiva para explicar las experiencias de racismo y violencia que enfrentan
las mujeres afrodescendientes en Ecuador y las mujeres migrantes en Alemania.
La técnica utilizada es la entrevista telemática, desarrollada en etapas
sincrónicas y asincrónicas. Las preguntas planteadas abordan la interseccionalidad
y el racismo, abriendo nuevas dimensiones de análisis para la investigación
futura.
Palabras clave:
migración, género,
interserccionalidad, racismo, Ecuador, Alemania
Abstract
The
objective of this interview is to discuss the findings of Rocío Vera Santos'
research on the situation of Afro-descendant populations from a gender
perspective. The study explores the origins and potential of this perspective
in explaining the experiences of racism and violence faced by Afro-descendant
women in Ecuador and migrant women in Germany. The research employs telematic
interviewing, conducted in both synchronous and asynchronous stages. The
questions address issues of intersectionality and racism, opening new
dimensions of analysis for future research.
Keywords: migration,
gender, intersectionality, racism, Ecuador, Germany
Recepción: 22 de octubre de 2024/Aceptación: 28 de
marzo de 2025
Introducción
La
entrevista es una herramienta versátil y dinámica que permite conectar las
ideas de tres investigadores ubicados en diferentes países: la Dra. Rocío Vera
Santos, ecuatoriana residente en Alemania es entrevistada por dos
investigadores en Chile, la Dra. Daniela Poblete Godoy y el Dr. Rodolfo Hlousek.
La entrevista se desarrolló por la plataforma de Zoom, posteriormente se
realizaron rondas asincrónicas a partir del audio transcrito para incluir citas
específicas.
Este artículo, en formato de entrevista, tiene como
objetivo mostrar la aplicación de la perspectiva de género y la
interseccionalidad en el estudio de los liderazgos de mujeres afroecuatorianas
en Ecuador. La entrevista permite desplegar y relacionar temas como migración, violencia
de género, racismo, enfocando las experiencias de las mujeres afrodescendientes
y migrantes. El texto fue editado en cuatro ejes temáticos: perspectiva de género, interseccionalidad, resistencias
de las mujeres afrodescendientes y paradojas entre el Norte y el Sur Global.
Rocío Vera Santos tiene un
doctorado y postdoctorado en Sociología por el Instituto de Estudios
Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín. Su tesis de doctorado fue
publicada en el 2015 por la editorial Abya Yala con el título Dinámicas de la Negritud y Africanidad.
Construcciones de la Afrodescendencia en Ecuador (Vera Santos, 2015). Esta
obra obtuvo en el 2016 el premio Isabel Tobar Guarderas como mejor obra en
Ciencias Sociales a nivel nacional. En su investigación aborda, entre otros
aspectos, la construcción de identidades en articulación con las categorías de
raza, etnicidad, género y clase. El trabajo etnográfico lo realizó en Quito, en
el Barrio Caminos a la Libertad en donde llevó a cabo entrevistas a los
habitantes e historias de vida a mujeres afrodescendientes pertenecientes a la
Comunidad San Martín/Las Martinas. La comunidad lleva este nombre en honor al
Santo Negro, San Martín de Porres. El accionar de estas mujeres da cuenta de
procesos organizativos con enfoques de género y étnicos, a fin de combatir en
el barrio prácticas racistas, sexistas y discriminatorias. El estudio también reconstruye
las dinámicas del Movimiento Afrodescendiente en Quito y sus entrelazamientos
nacionales e internacionales bajo lo que se conoce como el Atlántico Negro (ver Gilroy, 1993). Posteriormente junto con
Góngora Mera, et al. (2019), publicaron el libro Entre el Atlántico y el Pacífico Negro. Afrodescendencia y Regímenes de
Desigualdad en Sudamérica, donde se estudia la construcción de la
desigualdad hacia la población africana y afrodescendiente desde la época
colonial hasta el multiculturalismo en Ecuador, Colombia y Brasil. El libro aborda
genealógicamente la desigualdad bajo un enfoque transnacional, sociohistórico y
postcolonial. El concepto de regímenes de desigualdad es desarrollado para
abordar, tanto teórica como analíticamente, las interdependencias globales de
la desigualdad, para ello el concepto trabaja con base en cuatro dimensiones:
la lógica de la estratificación de la sociedad, los discursos más
representativos de cada época, que permitieron construir al afrodescendiente
como un “otro”, las políticas y la legislación nacional e internacional y la
convivialidad o formas de coexistencia entre los diferentes grupos. Esta obra recibió
en el 2021 el premio LASA
Iberoamericano Book Award como mejor obra en Ciencias Sociales y Humanas
en Iberoamérica y es considerada una de las obras más representativas de los
estudios sobre Afrodescendencia en América Latina.
Rodolfo Hlousek-Astudillo: Antes de continuar es importante
mencionar que queremos diferenciar dos categorías que irán apareciendo en la
entrevista: el Norte Global como aquellos espacios globales que gozan de cierta
hegemonía cultural (Europa y Norteamérica) y el Sur Global, como espacios
locales y globales de reivindicación del conocimiento silenciado por la
colonización (Sousa Santos, 2009).
Daniela Poblete Godoy: Entonces, teniendo en cuenta estas
categorías, ¿cómo se ha percibido la incorporación de la perspectiva de género
en la investigación en la Unión Europea, en América Latina y el Caribe? ¿Podríamos
hablar de diferencias o similitudes entre Norte y Sur Global?
Rocío Vera Santos: Es una pregunta bastante amplia. Para
la revisión histórica se puede retomar el trabajo publicado por la CEPAL sobre
política de género en Europa, América Latina y el Caribe (ver Astelarra, 2004).
Se menciona el Tratado de Roma de 1957 de la Comunidad Económica Europea, donde
se incorporó el tema de la igualdad de oportunidades, estableciendo el
principio de que hombres y mujeres deben recibir el mismo salario por el mismo
trabajo. En 1981, la Comisión Europea creó un comité consultivo a cargo de
implementar y proponer acciones para la igualdad de oportunidades entre ambos
géneros. Desde entonces en la Unión Europea (UE) se han impulsado políticas
basadas en la igualdad de oportunidades, acción positiva –por ejemplo, las cuotas
de género en puestos de trabajo–, políticas de transversalidad y paridad. En
los 90 se incorporó el gender mainstreaming o transversalidad de género. Esto implica la
aplicación de la dimensión de género a todas las políticas y acciones de la UE
y de los estados miembros. Además incluye la incorporación de la dimensión de
género en la investigación y difusión científica, financiando estudios que
trabajen desde esta perspectiva. De acuerdo con Astelarra, la política de
género en la UE se ha dirigido a todas las mujeres, independientemente de su
nacionalidad, clase o etnicidad. Sin embargo, se reconoce la mayor vulnerabilidad
que tienen por ejemplo las mujeres migrantes y refugiadas, los peligros que se
enfrentan al migrar, principalmente el tráfico sexual y la violencia sexual.
En 2011 se firmó el Convenio del Consejo de Europa sobre
prevención y lucha contra la violencia hacia las mujeres y la violencia
doméstica, conocido como Convenio de Estambul. Es considerado el primer
instrumento internacional en definir jurídicamente y de forma específica la
violencia contra las mujeres, entró en vigor el 1 de agosto de 2014. Hasta la
fecha 45 países lo han firmado y 39 países lo han ratificado comprometiéndose a
prevenir la violencia contra las mujeres, proteger a las víctimas, perseguir a
los perpetradores y aplicar políticas globales y coordinadas. En los últimos
años se han ampliado las investigaciones que abordan el tema de la violencia
basada en el género, la violencia doméstica, violencia sexual y los femicidios
y feminicidios. Sin embargo, la revisión de literatura nos muestra un aspecto
particular, no hay un abordaje desde la política pública de reconocer las
relaciones de poder patriarcales, las profundas desigualdades de género en las
que se cometen los asesinatos y en las que las mujeres extranjeras migrantes o
refugiadas son las mayores víctimas (ver Nudelman et al., 2017). Según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión
Europea (2014), las mujeres que no son ciudadanas del país en el que viven
tienen más probabilidades de sufrir violencia física y sexual.
Daniela Poblete Godoy: Revisando
las cifras de la Organización Mundial de la Salud (World Health Organization
[WHO], 2021), vemos que la violencia contra las
mujeres prevalece a nivel mundial. ¿Cómo aprecias este aspecto en el lugar que
habitas hoy?
Rocío Vera Santos: Alemania
tiene una de las tasas más altas de asesinatos de mujeres de la UE. Los
fenómenos de violencia en este país lamentablemente son vistos como casos
individuales que se quedan en el ámbito doméstico, es decir privado, sin
reconocer su dimensión estructural e histórica. Según las estadísticas, en
Alemania cada dos días una mujer es asesinada por su pareja o expareja (Die Bundesregierung,
2024). El número de casos de violencia doméstica registrados por la policía ha
aumentado un 19,5 % en los últimos cinco años (Die Bundesregierung, 2024). En
2018 se registraron 122 femicidios en Alemania, 117 en 2019, 139 en 2020 (Bundeskriminalamt,
2021), 109 en 2021 (Bundeskriminalamt, 2023), 133 en 2022 y 155 en 2023 (UN
Women Deutschland, 2023), las cifras son alarmantes. Entre las mujeres no alemanas
víctimas de violencia de pareja predominan las mujeres turcas sobre las
polacas, sirias y rumanas según datos otorgados por Polizeiliche Kriminalstatistik. No hay datos específicos sobre las
víctimas procedentes de América Latina. Yo justamente estoy investigando
sobre casos de mujeres latinas que han sufrido violencia de género y violencia
doméstica en Berlín y cómo estas mujeres utilizan las redes sociales y las
comunidades virtuales para encontrar espacios seguros de sororidad.
Daniela Poblete Godoy: ¿Y cómo se observa este fenómeno de
la violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe?
Rocío Vera Santos: Con respecto a América Latina, las
Naciones Unidas y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW) han sido referentes claves en la incorporación de
política pública de género. Astelarra menciona que en esa época los programas
se orientaron a mujeres con mayor vulnerabilidad por cuestiones económicas de
pobreza y marginalidad, a la implementación de políticas de igualdad de
oportunidades con modificaciones en las legislaciones jurídicas. En los últimos
años se han incorporado importantes cambios en las legislaciones. En 17 países de
América Latina se han aprobado leyes o reformas a los códigos penales para
tipificar el delito de femicidio/feminicidio cumpliendo con compromisos
jurídicos nacionales e internacionales[4]
(Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, s.f.).
En el 2020, en contexto de la pandemia del COVID-19 el
fenómeno de la violencia de género se incrementó, cálculos globales indican que
243 millones de mujeres y niñas sufrieron violencia sexual por parte de su
pareja o persona íntima (ONU Mujeres, s.f.). En el caso de Ecuador las últimas
encuestas revelan que son justamente las mujeres afrodescendientes quienes
sufren mayor violencia en comparación con mujeres pertenecientes a otros grupos
étnicos (Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2019).
Daniela Poblete Godoy: La interseccionalidad es un marco
relevante para el análisis, incluso ha sido integrada a procesos de institucionalización
en la UE (García Muñoz, 2022; Navarro Sanz y Sanz Gómez, 2021). ¿Hay impactos al
incorporar la interseccionalidad de forma transversal en la investigación?
Rocío Vera Santos: Considero indispensable
incorporar una perspectiva interseccional tanto en la investigación como en la
creación de políticas públicas y en la aplicación de legislación internacional.
En conversaciones que ha tenido Kimberlé Crenshaw en las Naciones Unidas (ver
Crenshaw como se citó en Kalny, 2021) se demuestra la necesidad que tienen la
legislación internacional, la CEDAW y la Convención de los Derechos de las
Personas con Discapacidad, de incorporar un enfoque interseccional.
La interseccionalidad como un concepto teórico permite
identificar las multidimensiones y entrelezamientos de categorías de
desigualdad. Por un lado, permite observar cómo la intersección de categorías
como la raza, la etnicidad, el género, la sexualidad, la clase, da cuenta de
situaciones de discriminación múltiple en contextos específicos, y, por otro
lado, permite identificar los sistemas de opresión que históricamente sustentan
estas discriminaciones. Por ejemplo, el racismo, el sexismo, la xenofobia, el
clasismo. Ha habido aportes significativos desde el Black Feminism en lo
que son los estudios de la interseccionalidad que se orientan, no solamente a
identificar estos tipos de discriminación, sino también sistemas de opresión
existentes en las estructuras sociales. También la perspectiva interseccional
es utilizada para la creación y aplicación de política pública orientado al
tema de la equidad. La política pública tiene que ser interseccional para
apoyar de manera específica a las necesidades individuales de las personas o
grupos afectados.
Daniela Poblete Godoy:
Existe literatura respecto a algunos
límites de la perspectiva interseccional; límites metodológicos (Mccall, 2005;
Nash, 2008) en la investigación empírica, porque su incorporación en otras
disciplinas diferentes a las humanidades exige métodos de operacionalización de
las categorías. Su aplicación a las políticas públicas es reciente y muy
controvertida. Sobre este último aspecto han emergido críticas por la capacidad
de las instituciones para institucionalizar la interseccionalidad (Navarrete y
Poblete Godoy, 2019), especialmente para honrar sus orígenes en el libro Black Feminism (Hill Collins, 1991). En
esta publicación se valora la producción intelectual de varias autoras y
activistas icónicas afrodescendientes, entre las cuales destacan bell hooks, Angela Davis, Audre Lorde, Patricia
Hill Collins y, por cierto, Kimberlé Crenshaw quien acuña el término. Quiero
remarcar lo siguiente, las autoras convergen en las violencias que afectan a
las mujeres negras (Crenshaw, 1991). En este libro la interseccionalidad es un
término que sirve, en primer lugar, para explicar la opresión de las mujeres
negras en las sociedades blancas postguerra fría; no solo las constriñe el
género, sino que existe una “matriz de dominación” intersectada por otras
categorías, la de raza y clase. Se acuña el término outsider-inside (Hill Collins, 1986) para reconocer la posición de
las mujeres negras como una ubicación particularmente marginada al interior del
colectivo afrodescendiente por la sociedad blanca. Quiero decir con esto que la
diferencia sexual, como parte de un sistema sexo-género (Rubin, 1986), se
encuentra presente en los orígenes de la interseccionalidad.
Avanzado el tiempo, emergen otras críticas. Grosfoguel
(2017) señala que la teoría ha sido apropiada por la izquierda progresista
liberal y el feminismo blanco, trivializando sus categorías, especialmente la
de “raza”, que termina siendo diluida y anulada en su centralidad. La
trivialización de la “raza” termina en una “olimpiada de opresiones”, la
interseccionalidad surge como elemento divisorio y de competencia, que es
justamente lo opuesto al objetivo del feminismo negro: el trabajo colaborativo
y político. Entonces, se advierte la desarticulación de las opresiones y alguna
de sus categorías centrales. Entonces mi pregunta es: ¿Consideras riesgos en la
introducción de la interseccionalidad en los procesos de institucionalización
de género? ¿Consideras que el concepto pierde su sentido original? ¿Crees que
se pudiese correr el riesgo dejar en segundo plano la categoría mujer y/o sexo-género,
por ejemplo?
Rocío Vera Santos: El enfoque de género es básico,
ya que da cuenta de las desigualdades históricamente construidas entre hombres
y mujeres. Pero hay que pensar el género desde la diversidad, no solamente la
construcción de ser hombre o mujer, sino desde la diversidad de géneros y las
relaciones de poder y de desigualdad que existen. No creo que con la
perspectiva interseccional se borren esas categorías o se disuelvan. Tal vez la
crítica que se pueda hacer a la teoría es que se presentan estas categorías sociales
como fijas, estáticas. La teoría no te explica cómo se constituyen esas
categorías, cómo el sujeto construye esas identidades múltiples, fluidas, cómo
se posiciona en función de su etnicidad, de su género, de su clase. Aquí los
aportes de Stuart Hall, para el tema de la raza y la etnicidad, y de Judith
Butler, para el tema del género y la sexualidad, son representativos. El
concepto de interseccionalidad no se enfoca en entender ese proceso subjetivo
de la construcción de las identidades en función de estas categorías. Diría que
su función es más técnica, porque permite identificar cómo en un contexto
específico una persona por la intersección de su “raza”, etnicidad, género,
religión, etcétera, puede sufrir mayor vulnerabilidad o discriminación en el
acceso a servicios y en la vida cotidiana. Y claro, puede ser que en otro
contexto pesen otras identidades en la discriminación que sufre esta persona,
por eso el análisis es contextual y permite ver cómo se producen estas vulnerabilidades
y bajo qué relaciones de poder y opresión, identificando situaciones de
desigualdad, desventaja o de privilegio en contextos específicos.
Recomiendo el libro de Patricia Hill Collins y Sirma Bilge
(2019) en el que presentan la interseccionalidad como una herramienta analítica
basada en varias dimensiones. A fin de describir las relaciones de poder, proponen
estudiar cuatro niveles interconectados de dominio de poder: interpersonal,
disciplinario, cultural (discursos, representaciones) y estructural (racismo
sistémico, discriminación institucional). La obra provee también criterios
básicos de referencia para investigar las desigualdades sociales a nivel
nacional y global, las relaciones de poder y los dominios de poder, relacionados
con divisiones y contextos sociales en términos geográficos y de tiempo, así
como la complejidad social y la justicia social transnacional. Yo considero que
si los casos se analizan desde este enfoque más amplio de la teoría y se
incluyen los aportes que han realizado muchas teóricas afroamericanas y del
feminismo del llamado Sur Global, se logra, sin duda, un buen complemento de la
teoría interseccional como herramienta analítica.
Daniela Poblete Godoy: ¿Cuáles son los temas que
investigas desde una perspectiva de género?
Rocío Vera Santos: Principalmente la situación de
las mujeres afrodescendientes, las mujeres migrantes racializadas, las
estructuras de desigualdad marcadas por el racismo histórico y sostenidas por
el patriarcado y el sexismo. Me enfoco no solo en demostrar estas desigualdades
históricas y sus efectos contemporáneos, sino también destaco el agenciamiento
de las mujeres, su accionar a nivel local con entrelazamientos transnacionales,
su resistencia y aportes a sus comunidades y a la sociedad en general. Para
ello me apoyo de perspectivas teóricas postcoloniales y decoloniales, con una
base en el Black Feminism e
Indigenes Knowlodges.
Daniela Poblete Godoy: En este contexto de evidente violencia
que has descrito en tu investigación. ¿Cuáles han sido las estrategias de las
mujeres afrodescendientes para enfrentar las violencias y resistir al racismo
en Ecuador? ¿Puedes situarlo históricamente?
Rocío Vera Santos: En el contexto ecuatoriano hubo
una particularidad de violencia muy fuerte, violencia policial, racial y
sexista frente a mujeres y hombres afrodescendientes entre los años 1995 y 1997.
Hubo varios asesinatos por parte de la policía, particularmente se dio el caso
del asesinato de una mujer líder del movimiento de mujeres negras que se estaba
consolidando en Quito. Eso generó una serie de protestas en las calles que generaron
cambios a nivel de política y de derechos. Por un lado, fue el reconocimiento
de Alonso de Illescas como primer héroe negro a nivel nacional, se declaró el
primer domingo de octubre como el día del pueblo afroecuatoriano y se dio el
reconocimiento de derechos colectivos en la Constitución de 1998. Se creó la Federación
de Organizaciones y Grupos Negros de Pichincha (FOGNEP) y el Movimiento de
Mujeres Negras de la Frontera Norte de Esmeraldas (MOMUNE), posteriormente se
fundó la Coordinadora Nacional de Mujeres Negras del Ecuador (CONAMUNE) y es
importante mencionar el apoyo que dio la Pastoral Afro, a través de los
Misioneros Combonianos en todos estos procesos. Principalmente al generar
espacios seguros para la población afrodescendiente. La MOMUNE llevó a cabo
investigaciones sobre la situación de las mujeres migrantes afroecuatorianas en
la ciudad, mujeres que provenían de territorios tradicionales como son el Valle
del Chota y Esmeraldas. También emprendieron acciones contra la discriminación
en el acceso al trabajo, la vivienda, la violencia policial y contra las
representaciones publicitarias racistas y sexistas. Otro aspecto relevante fue
identificar la vulnerabilidad de las mujeres migrantes por su condición de
género y raza, así como la influencia de los estereotipos que las reducen a
empleadas domésticas, niñeras o prostitutas. Idenficaron también la estigmatización
que sufren las mujeres afrodescendientes, la violencia y abuso en el trabajo
doméstico o en el hogar.
Daniela Poblete Godoy: Sousa Santos (2009) define los
saberes del sur como aquellos conocimientos y prácticas históricamente
excluidos, marginados o subvalorados por la ciencia dominante del Norte Global.
Estos saberes del sur incluyen diferentes formas de conocimiento, como los
saberes indígenas, afrodescendientes, campesinos, populares y feministas. Son
conocimientos situados y arraigados en contextos específicos que se construyen
a partir de las luchas de los grupos y comunidades que han sido históricamente
oprimidos. ¿Lo evidencias en tu investigación?
Rocío Vera Santos: Sí, definitivamente, se evidencia
en el tema de la etnoeducación, el reconocimiento de las llamadas Ancestras, el reconocimiento de los
saberes ancestrales, de hombres y mujeres que asumieron el legado de recuperación
de la memoria oral, como la maestra Barbarita Lara. Un trabajo que inició el
maestro Juan García en los años 70 para recuperar la memoria oral, la memoria
de los ancestros, la memoria de ancianos y ancianas afrodescendientes. Estos
conocimientos y sabiduría han sido plasmados en material etnoeducativo y ha
sido uno de los principales aportes de resistencia frente a una educación
racista. Para mayor información se puede consultar un artículo que escribí
sobre la etnoeducación afroecuatoriana y sobre los aportes del Maestro Juan
García (Vera Santos, 2017, 2023).
Daniela Poblete Godoy: Durante tu investigación en
Ecuador ¿exploraste la participación de las mujeres afroecuatorianas en la
educación superior? Mencionas que ellas construyen su identidad y se posicionan
como mujeres empoderadas a través del saber, pero ¿te refieres al saber
ancestral o al saber institucional de la educación formal?
Rocío Vera Santos: Bueno, habría que contextualizar.
El tema del saber ancestral está presente en el posicionamiento político étnico
identitario del pueblo afroecuatoriano, como mencioné, la etnoeducación ha sido
una bandera descolonizadora frente a un sistema educativo racista. La salud
intercultural y el reconocimiento de la medicina ancestral afroecuatoriana
también intentan ganar más espacios en el sistema de salud y esto se evidenció
con mayor fuerza en el contexto de la pandemia del COVID-19, donde la mayoría
de la población afrodescendiente acudió prioritariamente a las sanadoras
ancestrales en Quito, se destaca el trabajo de las admirables sanadoras
afrodescendientes María Eugenia Quiñonez, Rosa Mosquera y Ofelia Lara. El
buscar la medicina ancestral es, por un lado, una cuestión de cosmovisión
cultural, valoración y confianza en los saberes ancestrales y, por otro lado, la
falta de acceso al sistema social de salud que tiene la población
afrodescendiente y otros grupos vulnerables.
El tema de la educación superior hacia la población
afroecuatoriana se puede vincular con las acciones afirmativas que se
establecieron en la Constitución del Ecuador en el 2008. El profesor John Antón
Sánchez ha realizado investigaciones al respecto (2016, 2018). Primero se debe
mencionar que el sistema de acceso se basa en la meritocracia, quien aprobaba
el Examen Nacional de Educación Superior podía acceder a solicitar una cuota
por acción afirmativa, por cuestión étnica, económica, por discapacidad, por
vivir en zona rural o urbana, o por estatus migratorio y con ello intentar
obtener un cupo en la Universidad. Entre mayor condición de vulnerabilidad,
mayor posibilidad tiene el o la candidata de acceder a una cuota de acción
afirmativa. Según el estudio basado en estadísticas publicado por John Antón
Sánchez (2018), el 91% de esta política de cuotas recae en el pueblo
afroecuatoriano Montubio y las nacionalidades indígenas. Además, de acuerdo con
el autor, desde que se implementó el Sistema Nacional de Admisión y Nivelación,
el acceso por parte de la población afrodescendiente a los sistemas de
educación superior aumentó. Desde el año 2017 se estableció que el puntaje
obtenido en las pruebas son el requisito para alcanzar un cupo en cualquier
carrera y universidad. Las universidades deben destinar el 15% del total de la
oferta académica a los grupos históricamente excluidos y discriminados.
John Antón Sánchez también menciona los problemas en la
aplicación de políticas públicas y de la postura institucional colonialista,
hay una dominación racial colonial en el aparato burocrático que hace que se
obstaculicen estas políticas de acciones afirmativas. Se debe reconocer que
solo la acción afirmativa como tal no funciona, es necesario, por un lado,
realizar un trabajo de sensibilización con las universidades para que las
personas afrodescendientes e indígenas no sufran prácticas racistas que pueden
venir por parte de compañeros o del personal docente y administrativo y, por
otro lado, hay que hacer un trabajo de sensibilización, de respeto a la
diversidad, así como otorgar becas económicas y residencias estudiantiles para
que la deserción sea menor.
Daniela Poblete Godoy: Indicas que hay barreras de
acceso a la universidad para las personas afroecuatorianas. Luego, si eres
admitido, el siguiente logro es egresar de la educación superior ¿Influye esta desigualdad
en el acceso a empleo?
Rocío Vera Santos: Las últimas estadísticas son del
2016 y se identifica que la población afroecuatoriana tiene una tasa de
desempleo de un 9,5%, de las más altas, frente a un promedio nacional de 5.2% (Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos, 2016). Pero también hay algo que es grave, estas
personas por trabajar en informalidad, no tienen una afiliación laboral y eso
implica no tener acceso al sistema social de salud. Por otro lado, las personas
mayores cuando sean ancianas no van a tener una pensión, una jubilación, ni
tampoco acceso a la seguridad social, al seguro de salud, esto es grave, ya que
solo un 39% de la población afroecuatoriana está afiliada a la seguridad
social, estamos hablando de un 60% de personas que no tienen ese servicio y
esto se evidenció aún más en el contexto de la pandemia del COVID-19 en el
acceso casi nulo que tenía los afrodescendientes.
Rodolfo Hlousek-Astudillo: ¿Cuáles son los paradigmas para
estudiar el fenómeno migratorio desde el Norte Global? ¿Y ves diferencias desde
Sudamérica?
Rocío Vera Santos: Sí, las realidades en los países
Sur-Sur son diferentes por el tema de las fronteras. La definición de frontera
es muy distinta a lo que se vive entre México con los Estados Unidos, o lo que
se vive en países europeos con países del norte de África. Entonces considerar
Sur-Sur en el análisis implica entender el tema de las fronteras, su
definición, las migraciones y desplazamiento por conflicto y catástrofes, la
política migratoria y de refugio. Ecuador, por ejemplo, considera desde su
Constitución Política la ciudadanía universal y por años se permitió la libre
entrada al país sin necesidad de un visado. La política migratoria en nuestros
países es menos restrictiva y tiene menor control, hay una debilidad en las
leyes de la movilidad fronteriza y esto se ve a nivel de América Latina, del
Caribe, de África y de algunos países asiáticos.
Yo creo que por ese lado hay diferencias, pero también
está el tema del acceso a los datos, era difícil tener acceso a datos de
migración bilateral a escala mundial y eso hace más de una década que se ha
superado, prácticamente hay matrices de migración global que tiene el Banco
Mundial o la Organización Internacional para las Migraciones, lo cual ha
permitido una apertura para realizar investigaciones de carácter cuantitativo.
Anteriormente eran las organizaciones internacionales con presencia en los
países quienes tenían acceso a datos, que incluso los propios gobiernos no
tenían. Ha cambiado, quizás no en todos los países, no con un desglose, por
ejemplo, de etnicidad, de género, de nivel de educación, discapacidad,
orientación sexual. Aquí vemos una limitante, ya que es indispensable tener
información y bases de datos con estos desgloses para poder realizar políticas
públicas con un carácter interseccional, considerando por ejemplo las
vulnerabilidades de las personas migrantes y refugiadas.
Daniela Poblete Godoy: Los sistemas de bienestar en el
norte de Europa son diferentes a América Latina y el Caribe (Martínez Franzoni,
2007), donde los servicios para enfrentar riesgos como la vejez, la enfermedad
o la muerte son limitados. Este régimen ha dejado en inercia la gestión de
desafíos mundiales y crisis humanitarias como lo es la migración internacional.
Países como Ecuador atraen a personas migrantes en busca de mejores
oportunidades, personas originarias de Venezuela o Haití, por nombrar algunos.
Sin embargo, la institucionalidad de los países receptores en el sur de América
también es frágil y no logra garantizar derechos humanos.
Rodolfo Hlousek-Astudillo: Por su parte, en Alemania
prevalece cierta función “protectora” de un estado de bienestar que aún opera y
tiene trayectoria como país receptor de migración, asilo y refugio. Entonces,
hecha la introducción, buscamos comparar: ¿Cuáles serían las diferencias en
cuanto a los soportes que ofrecen ambas sociedades -del Sur y el Norte Global-
para la inclusión de las mujeres extranjeras, específicamente para acceder a la
educación superior y al empleo digno?
Rocío Vera Santos: Esa es una pregunta bastante
compleja. De acuerdo al estudio que realizó Daniela Célleri (2019) sobre la
situación de los inmigrantes venezolanos en Quito, Ecuador, se les consultó qué
tipo de apoyo han recibido por parte de las instituciones gubernamentales. Básicamente
el apoyo recibido es muy limitado, por no decir nulo en temas de acceso a
trabajo, salud o educación. La autora indica que, en la pregunta sobre el tipo
de apoyo institucional en salud y educación recibido, un 83,9% de inmigrantes
encuestados contestó que no ha recibido apoyo. En temas de salud se señala que
es mínimo, ya que solo un 12% la población venezolana migrante está afiliada al
Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IES). A más de ello se señala que 40,9%
de los inmigrantes se siente discriminado en la ciudad de Quito principalmente
por su nacionalidad venezolana.
En el caso de Alemania la situación es diferente, ya que
el sistema migratorio difiere mucho, depende si eres una persona que llega a
Alemania por cuestiones educativas, laborales, familiares, depende del tipo de
visa que se obtiene y, con ello, los derechos y obligaciones. Alemania ahora tiene
una apertura para recibir migrantes calificados en ciertas áreas. Se ha
flexibilizado la posibilidad de acceder a residencia permanente o a la
nacionalidad, reduciéndose el número de años. Incluso se ha permitido obtener
una visa de seis meses para buscar empleo.
En el caso del refugio o asilo es muy complejo y nos
llevaría muchísimo tiempo explicarlo. Cabe mencionar una crítica fuerte en el
sistema de la política migratoria de refugio, porque depende mucho del país del
origen. Se podría decir que hay clasificación marcada de personas que buscan
refugio con “buenas posibilidades de quedarse” y los que “no tienen
posibilidades de quedarse”. Hay jerarquías dependiendo el país de origen, se
los clasifica como “países seguros” y “países inseguros”, la clasificación
dentro lo que es “inseguro” implicaría poca probabilidad de recibir un estatus
de refugiado según diversas variables y con ello la posibilidad de acceder a la
educación y al trabajo. A muchas personas se les niega el asilo, pero tampoco
pueden ser deportadas, entonces se quedan en un estatus que se llama en alemán Duldung, con ello tienen nula posibilidad
de movilidad social, hay un estancamiento fuerte con limitaciones de todo tipo.
A los que sí logran el estatus de refugiado, reciben el apoyo de aprender el
idioma, y el acceso a la educación. Aquí en Alemania la educación es gratuita,
tanto al nivel de la escuela y colegio, como de la universidad.
Con la llegada de refugiados afganos, sirios, iraquíes, en
el 2015, en las universidades se promovieron programas denominados Welcome Refugees para que estudiantes de
estos países ingresen a la educación superior y puedan continuar sus estudios.
Aquí es bastante complejo el tema porque la educación tiene diferentes
formatos; está la educación tradicional, la universidad; pero también está el
sistema dual en el cual estudias y trabajas al mismo tiempo; o solo el llamado Ausbildung, que es como formación
específica de carreras más técnicas.
En caso de desempleo, y si es que la persona ha ido
aportando con impuestos al Estado por un año, tiene el derecho a recibir por un
año el 75% del valor de su último sueldo e incluso se le financian cursos de
especialización; pasado el año, si la persona no obtiene trabajo, recibe el Burgergeld que es un valor
de alrededor de 500 euros. Sin embargo, el Estado podría cubrir otros gastos
como el pago del arriendo y el seguro de salud, tanto para personas que tienen
el estatus de migrantes como de refugiados. No obstante, la realidad es que
muchas de las personas que son migrantes no logran que sus títulos de educación
sean reconocidos y no logran encontrar fácilmente trabajo. Hay una
discriminación que empieza por tu apellido, por tu color de piel, por tu
origen, por el nivel de idioma de alemán que tienes e incluso por el título
académico. Por ejemplo, en la mayoría de las instituciones que realizan trabajo
social requieren que tengas el título de trabajador social o pedagogo social,
no puedes trabajar en esta área así tengas experiencia o tengas título en
alguna otra disciplina afín de las Ciencias Sociales. Muchos refugiados siguen
viviendo en albergues, ya que la búsqueda de vivienda y de trabajo es muy
difícil, más aún si eres una persona racializada. En definitiva, la política
migratoria de refugio y asilo es cada vez más restrictiva.
Rodolfo Hlousek-Astudillo: Desde diferentes contextos
territoriales y culturales se pueden aplicar políticas públicas pertinentes,
para lo cual el modelo teórico y metodológico interseccional es útil por la
consideración a estas dimensiones y ciertamente podría mejorar, como lo señaló Rocío,
sería más potente considerar las subjetividades. Sumo a esta reflexión final
señalando que las lecturas sobre culturas y políticas públicas, se pueden
inferir con mayor precisión de sentidos desde los contextos subjetivos. Doy las
gracias a la Dra. Rocío y a la Dra. Daniela por el desarrollo de esta
entrevista.
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[1]
Universidad Libre de Berlín, Alemania. Correo electrónico:
rocio.vera@fu-berlin.de
[2]
Universidad Arturo Prat, Chile. Correo electrónico: dcpobletegodoy@gmail.com
[3]
Universidad de La Frontera y Universidad Austral de Chile, Chile. Correo
electrónico: r.hlousek01@ufromail.cl
[4]
Los países que han tipificado en sus códigos penales el delito de
feminicidio/femicidio son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá́,
Paraguay, Perú́, Uruguay y Venezuela. En el ámbito legal, algunos países como
México, por ejemplo, tipifican el feminicidio específicamente, mientras que
femicidio es tipificado en otros países como Chile y es más usado en discursos
académicos.